Apareció la gran cisma y ahora exige atención total:
"Sólo quien tenga una visión real de lo que contiene su voluntad podrá pasar"
Yo sigo temblando de pensar en abrir esa puerta y despertar.
Estas paredes siguen palpitando como el océano,
su espuma sigue siendo de colores intermitentes.
Pero estoy consciente de que duermo y no tengo alma.
Es tiempo de descubrir el otro lado del color rojo,
llegar hasta el mínimo brote del color púrpura.
Viviré por siempre en esa frontera donde el frío y la sangre se besan.
El hielo y la sangre. El frío y el peligro.
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